Necesitais medio litro de leche para empezar.
Se pone casi toda esta lecha a calentar con la corteza de un limón y un poco de canela en rama o molida y 4 cucharadas de azúcar.
El resto de la leche se pone en un cuenco aparte y se añade 6 cucharadas de maicena. Se bate bien para que no queden grumos y vi veis que hace falta, pues metéis la batidora un poquito.
Cuando la leche del cazo empiece a hervir, sacadle la canela (si es en rama, claro) y la cáscara del limón y verted la leche mezclada con la maicena. Inmediatamente se hará como una masa que puede asustaros y haceros pensar que lo habeis hecho mal, pero no. La maicena estará empezando a espesar y debéis remover con fuerza para que se integre bien todo y se haga como una papilla muuuuuuy espesa. No os preocupéis, porque si a mí me salió a vosotros también os saldrá bien.
Cuando esto esté hecho humedeced un poco una bandeja metálica a ser posible y extended la masa en ella con un grosor de unos 3 cm y a la nevera un par de horas.
Cuando esté frío esta masa de debe despegar de la bandeja sin problemas. Lo cortáis en trozos que os gusten, lo rebozais con huevo y harina o harina sola y ¡a comer!!
acabo de descubrir tu blog y me encsnta yo tambien soy una fanatica de las brujas y las colecciono un abrazo
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